Generan tanto odio como gusto a partes iguales a lo largo y ancho del planeta, pero aun así siguen vendiendo millones de copias tanto de sus singles como de sus trabajos anteriores. Estoy hablando de Five Finger Death Punch, que lanzaron el pasado 28 de febrero su nuevo y octavo trabajo de estudio al mercado, titulado F8.
Este disco es el primero en el que no se encuentra Jeremy Spencer a la batería por los problemas de espalda que empezó a sufrir a finales de gira de su último trabajo de estudio (And Justice for None). Ahora, con Charlie Engren a las baquetas, el grupo sigue adelante con este disco de 13 canciones (más tres en la edición bonus).
El disco comienza con muy buen pie con una pequeña introducción de poco más de un minuto de violines para luego romper con el que fue el primer single que lanzaron, Inside Out, para continuar con el que llegó poco después (y último que sacaron) titulado Full Circle.
Como es de costumbre con este grupo, se habla mucho del patriotismo (más que latente si tenemos en cuenta que miembros como Zoltan o Ivan son veteranos del ejército estadounidense), pero lo que realmente llama la atención es cómo se nota el cambio de rumbo que se ha producido en la vida de su vocalista al dejar la bebida hace más de un año (gracias al apoyo del bajista del grupo Chris Kael que también estaba en ese mismo proceso), y en más de uno de los temas deja pequeños detalles de cuánto daño ha hecho a su entorno por ese problema. Desde luego Darkness Settles in lo deja más que patente con la repetición de la frase “… an empty glass of gin”.
Por lo demás, el disco está cargado con esos riffs de Jason y Zoltan muy afilados, la pegada que tiene Charlie recuerda mucho a la de Jeremy (sobre todo con ese sonido característico que tiene el sonido de la pegada después de la masterización del álbum) y Chris Kael sigue con ese nivel impresionante al bajo. Además, los solos de Jason siguen siendo realmente impresionantes, no deja de lado esos punteos a una velocidad de infarto.
La edición bonus (disponible en plataformas digitales) cuenta con dos cortes más realmente duros, Making Monsters y Death Punch Therapy, muy recomendables para los que añoren los primeros tiempos del grupo. La tercera que se encuentra en esta versión bonus es la Radio Edit de Inside Out.
En general, el disco sigue manteniendo los rasgos característicos en el sonido del grupo, aun con el cambio en la formación (aunque casi nunca se aprecia el cambio de sonido en la percusión a no ser que sea demasiado descarado el cambio de técnica o tengas un oído muy fino). Así que podemos concluir diciendo que, dos años después de su último trabajo, se nota mucha madurez en las letras por esos cambios personales que han sufrido los miembros del grupo en estos últimos tiempos, pero a nivel musical siguen conservando el mismo sonido. Por eso, se puede decir que los knuckleheads como se conocen a sus fans van a disfrutarlo mucho pero, por otro lado, seguro que los haters del quinteto de Las Vegas continuaran dándoles mucha caña.
POR: GUILLE SÁNCHEZ