Tras el éxito de su anterior trabajo Jomsviking hace dos años, los suecos Amon Amarth vuelven a la carga con su nuevo trabajo de estudio, Berserker.
La verdad es que, cuando uno se pone ante un disco de la banda sueca de viking metal en una primera vez, puede molar por la energía y el poder que te transmiten con sus letras inspiradas en la mitología nórdica, como en las canciones del disco Crack the Sky, Mjolner, Hammer of the Gods o Valkyria; así como temas que hacen sentirte como un verdadero vikingo en el campo de batalla esperando al enemigo, como puede ser en The Berserker at Stamford Bridge, Shield Wall o When Once Again We Can Set Our Sails; incluso con algún que otro tema suelto que habla de criaturas pertenecientes a este mundo como Fafner’s Gold o Wings of Eagles, aparte de cómo no uno al menos que hable de una celebración como es en Skoll and Hati.
La cosa es que, cuando te pones el disco por segunda vez, aumentas a la tercera y sigues aumentando el número de veces, el disco (al menos desde un humilde punto de vista) empieza a ver la horizontalidad de sonidos que le viene ocurriendo al grupo desde hace un par de discos. Eso, por experiencia, hace que el oyente se aburra y pase de escuchar el disco al segundo/tercer día porque de escucharlo tantas veces por la novedad de estar ya fuera como el niño que abre su regalo el día de reyes con su ilusión y con el tiempo se olvida durante una temporada medio larga de ese regalo.
En resumen, hay que destacar un gran sonido y, como no, esos grandes y contundentes riffs de guitarras acompañados por la velocidad del bajo y batería con la inconfundible voz de Johann Hegg a la voz que siguen sabiendo sacar garra, fuerza y que entren ganas de agarrar un hacha de una mano y un escudo en la otra y salir en busca de aventuras o enemigos. Pero también la mencionada otra cara de la moneda, que deberían tomarse un pequeño tiempo después de esta gira e intentar evolucionar dentro de ese estilo tan peculiar que tienen.
POR: GUILLE SÁNCHEZ