Los riojanos Tierra Santa, una referencia incontestable del power y el heavy metal hispanohablante, vuelven de nuevo a la carga con nada más y nada menos que su duodécimo álbum de estudio titulado Destino. Ante tal acontecimiento, Algo de Rock hemos querido dedicar unas líneas para analizar qué tiene que ofrecernos este nuevo lanzamiento. El LP, publicado de nuevo de la mano de Maldito Records, cuenta con 11 canciones grabadas en los estudios Sonido XXI con Javi San Martín y Ángel San Juan al mando de la producción, masterizadas por Enrique Soriano de Crossfade Mastering y con un nuevo inquilino en la percusión, el baterista Fran Gonzalo. La preciosa y delicada portada corre a cargo de la pintora Nayra López, cuya sensibilidad con el pincel ha hecho que la portada sea digna de museos.
Vamos de lleno con el disco, cuyo adelanto ya podíamos escuchar y disfrutar de su videoclip en el mes de mayo. El tema elegido para este cometido fue Pecado de Ángel. Un tema con rigor de ejecución y sonido, de ritmo alto, en el que se nos cuenta la historia de un ángel que, habiendo sido poderoso y lleno de luz, desciende hacia las tinieblas y el suelo terrenal y mundano. De ahí la ambientación infernal apocalíptica del videoclip, bien dirigido por TAOM, lleno de detalles como las erupciones volcánicas, el fuego y las manos que parecen emerger del mismísimo infierno. Destacables también los solos de guitarra con grandes riffs. Por todos es conocido las continuas referencias temáticas a la mitología por los riojanos, que vuelve así a sus raíces.
Una canción perfecta la que acabamos de analizar para abrir boca. El larga duración se abre Por el Valle de las Sombras, una canción que sigue temáticamente el hilo del adelanto, si bien esta es más melódica y, bajo nuestro punto de vista más sinfónica. Un estribillo precioso que recuerda a grandes himnos como La leyenda del holandés errante. Una gran producción que hace del tema que abre el disco una pieza redonda. Pactar con el diablo te puede robar el alma, y mermar Mi libertad. Comienza el segundo corte y nos recuerda rápidamente a Pegaso con ritmo frenético y sublimes guitarras. Un canto a la libertad, un impulso para continuar en la lucha, un chute de energía para adentrarnos en El Dorado, una canción con un ritmo más pausado, que hace ganar protagonismo al gran sonido de todos los instrumentos. Una pieza envolvente e hipnótica. Y así, buscando la luz del Dorado, y aun no quedando nada por qué volver, Crucé el Infinito por ti. A pesar de lo que pueda sugerir el título, un tema más cercano a la balada, nada más lejos de la realidad, vuelve la contundencia y la fuerza necesaria para vencer al dolor y encontrar un motivo por el que amar de verdad. Como El Poder de la Tormenta, así es como entra la tempestad, de menos a más, in crescendo. Un tema de peso para llegar al ecuador del álbum.
Turno para el tema que da nombre al disco, Destino. Un tema con el que vuelve la fuerza y los ritmos rápidos, así como la temática mitológica y el mar, siempre muy presente en las letras de los riojanos. Caminando hacia nuestro destino, hoy y Siempre. Momento para el romanticismo, para levantar los mecheros en los directos, para bailar despacio, al son del piano, para acariciar la mano de la persona que amamos y tenemos al lado, o mandar un beso al cielo con ojos vidriosos, buscando la estrella donde encontraste el amor; y La Fuente de la Juventud, un tema para recuperar energía, para ser positivos ante las adversidades de la vida y avanzar con paso firme junto a las melodías épicas de un teclado esplendoroso. Beber el cáliz del elixir de la juventud garantiza una vida eterna, y para ello hay que tener Gran Alma, última descarga eléctrica de altos voltajes para poner finalmente el broche de oro con un corte de mucho valor sentimental, Mi madre. En ella colabora el percusionista Karlos Arancegui. Una canción emotiva, bonita a la par que dolorosa. Una canción que hará estremecer a miles de almas, especialmente a aquellos que ya han perdido el calor de una madre, aunque siempre viva en los recuerdos y en lo más profundo de nuestras entrañas. Gracias Tierra Santa por regalarnos otra gran pieza de música a los que tanto amamos este género. Larga vida al Rock y al Metal.
Texto: Adrián Madueño Alarcón