Uno no puede evitar esbozar una sonrisa al encontrarse con Tres Pollos en el estudio donde tuvimos el privilegio de escuchar lo que será su próximo disco a aparecer a lo largo del próximo 2020 y es que siempre es una alegría tener de vuelta a Bakkali y los suyos.
Como si de un moderno ave fénix se tratara las desgracias a las que la banda ha tenido que hacer frente no solo les han hecho más fuertes, si no que parecen haber reforzado una energía, urgencia y alegría marca de la banda: la vida es una y hay que exprimirla, parece gritar el álbum por cada uno de sus poros.
Arropados por el exCripta Angel en el estudio, el sonido de la banda está ahora más definido y matizado, dando ese salto de calidad que podíamos presagiar en “En la incubadora”. Y es que todo está donde y como debe, nítido e imperfecto (en el buen sentido) como las mejores producciones de punk rock.
Y es que es justo eso lo que encontrarás, porque Los Pollos ni engañan ni defraudan, y no encontrarás aquí otra cosa que las guitarras afiladas marca de la casa, a Natxo dejándose la garganta en cada estrofa y esa batería de Macarilla de Dani a prueba de bombas y es que sí, esta vez los Tres Pollos son Cuatro…
Canciones que hablan de amigos caídos (nunca mejor dicho), de los bares de toda la vida, de lo que es crecer en un barrio, e incluso algún guiño a la lascivia y que no tienen mayor pretexto de que te lo pases tan bien como ellos se lo pasan tocando; todo un acierto en tiempos de postureo y sobreproducciones.
Los de Aluche nos tienen preparado un álbum sencillo, honesto y que, como un botellín helado te entra fresco, de trago y te deja con ganas de más.
En definitiva, un gran trabajo de unos pollos que ya apuntan para gallos…
POR: MAAG