Había ganas de volver con la cámara de fotos a la sala sevillana que mueve más ambiente de rock y metal, la Sala Even. El pasado 26, aun con el calor característico de la época veraniega de la capital andaluza, Cerveza Gratix venía a poner el toque de punk junto a los locales Y Dios Mató a su Hijo.
Estos últimos fueron los que dieron el pistoletazo de salida con una sala bastante ambientada y con ganas de una buena fiesta con su tema homónimo para luego dar paso a Chicos de la Mina después de superar un pequeño percance con uno de los soportes de plato de la batería. Con su desparpajo y su energía continuaron con El Extreñío y Jumilla el Travieso, haciendo unas alternancias entre sonidos más punk y otros más ska que, aunque la gente estuviera sentada en sus respectivas localidades, no dejaban de moverse lo poco que podían.
Para no decaer la fiesta tras tocar Maribel, volvió el toque ska con una de las que se volvió una de las más pegadizas entre el público, sobre todo con la temática veraniega que llevaba Las Playas de Guahayas sin dejar de lado sus letras golfas y también reivindicativas, ya que con El Alcalde de mi Pueblo demostraron no tener ningún tipo de pelos en la lengua. El “engaño” vino con La Princesita, ya que parecía ser un tema con menos revoluciones hasta que llegó el momento en el que se descubrió como era realmente: una de esas canciones con un mensaje realmente importante y que incitaba a moverse, aunque estuviera un poco limitado el hacerlo.
Debido al percance que tuvieron al comienzo, tuvieron que recortar un poco el repertorio, pero no por ello iban a levantar el pie del acelerador. Con Persival siguió la fiesta punk seguida de Nena soy más Guapo con esas combinaciones que iban a caballo entre el ska y el punk que hizo que se pusieran al público en la palma de la mano por la energía que transmitían los cinco. El final de fiesta con Tupakamaru y Un Día en Texas fue un broche de oro para un concierto que mereció mucho la pena de principio a fin por parte del grupo sevillano que, pese a tener que localizar un batería sustituto por una lesión del actual y ese problema técnico (parece que para este concierto tuvieron el gafe por ahí, esperemos que no les vuelva a ocurrir algo parecido) ofrecieron una gran actuación en todos los niveles, tanto en lo que respecta al sonido como a la hora de desenvolverse sobre las tablas.
Llegó el momento de los granadinos Cerveza Gratix, que estaban deseando poder estrenar por fin su último trabajo de estudio Hijos de Perra, siendo precisamente el tema que le da nombre con el que comenzaron para luego continuar con Billy Boy. Los problemas de batería parecían ser contagiosos en esa noche, ya que ellos también tuvieron que lidiar con unos problemas pero que no les llevó mucho tiempo a solventar después de interpretar V con su cantante, Stefano, llevando la mítica máscara de Guy Fawkes del cómic y película que le da nombre.
Tras el respectivo momento de la presentación, continuaron con su punk y su presentación del disco con el homenaje a la gran compañía mediática Mierdaset y a la gran red social Facebook. Aunque también había hueco para el toque más “romántico” con Amores Perros, aunque también tocaron ese homenaje a esos “individuos” (si es que se les puede llamar de alguna manera) sevillanos, La Manada, para decir precisamente lo que muchas y muchos pensamos realmente sobre el asunto. Con ese directo demoledor que estaban ofreciendo, el público estaba entregadísimo con el cuarteto granadino, que siguió con las reivindicaciones con Tu Coño Decide. El momento más íntimo llegó cuando su bajista, Isidro, presentó Canicidio, una historia bastante dura pero que por desgracia se ha dado en muchas circunstancias en muchos lugares: el dar comida envenenada a perros callejeros.
Acercándose al final, tiraron de uno de clásicos, A la Mierda y Explosión para seguir con entonando a un público que estaba en pleno apogeo dándolo todo. Con un toque más rockero, hubo un más que merecido homenaje a una de las lacras que sigue sufriendo este país con Llora la Tierra: los miles de cuerpos que aún están en fosas comunes por la Guerra Civil. Subieron un poco más las revoluciones con El Buen Español donde reparten collejas a diestro y siniestro sin dejarse nada en el tintero y que aun así sigue siendo de rabiosa actualidad. El broche final fue una alternancia entre Pal Pueblo para cerrar lo que era la presentación de su último disco, pero terminaron con uno de los que se ha vuelto sus clásicos y que terminó la fiesta del concierto para que continuase igualmente tras el final: Borrachos.
Si hay algo que rescato del concierto para la mítica “moraleja” del final de la crónica fue una frase de Stefano en la que decía que le daba envidia el público porque estaban sentados y con el fresquito de los aires acondicionados de la sala, pero en realidad la envidia la dieron tanto Cerveza Gratix como Y Dios Mató a su Hijo porque no hay cosa que sea más difícil que es intentar mantenerte todo el rato sentado en una silla o en un taburete durante un concierto de punk, sobre todo si es uno como este en el que el único momento en el que más tranquilo se pudo estar fue en la pausa entre grupos, porque ambos grupos salieron con la idea de comerse las tablas y fue lo que hicieron desde que comenzaron hasta el final de la actuación de cada uno.