El pasado viernes 1 de marzo tuvo lugar en la sala El Tren de Granada una velada cargada de energía rockera de la mano de Gritando en silencio, que venía presentando su último trabajo Material Inflamable en su gira Incendiaria, y los manchegos Yeska como banda invitada.
Empezaba Yeska para abrir boca a lo que iba a ser una gran noche de rock, en una sala Tren en la que aún no había llegado mucha gente, probablemente por la pronta hora del comienzo del espectáculo. Descargas de buen rollo y puro rock and roll que recuerda a esos grupos de los años 90 y principio de los 2000, en la edad dorada en España del considerado rock urbano. Muy buena puesta en escena, actitud y saber estar en el escenario. Una banda emergente a tener en cuenta con un directo más que interesante. Haríamos bien en seguirles la pista.
Llegaba el plato fuerte y principal de la noche. Arrancaban los sevillanos rascando pólvora, con la canción ideal para abrir un concierto, Rumbo de colisión empezaba a retumbar, para, una vez caldeado el ambiente, echar directamente a arder con los allí presentes con Dos semanas y unos domingos, una canción queridísima por los seguidores de Gritando. La noche pintaba muy bien. Seguía la presentación de ese material tan inflamable que es el último lanzamiento que tanto éxito y buena crítica está teniendo. Así, se sucedieron uno a uno casi todo el álbum al completo como una ráfaga de fogueo, con un ambiente atronador, a pesar del escaso público si tenemos en cuenta el nivel tan excelso de la banda, como del directo que allí se estaba presenciando.
Puro espectáculo. Estos chicos, además de ser unos virtuosos técnicamente en la música, en la ejecución, tienen otra gran virtud, que es posiblemente lo que les engrandece, y es todo lo que transmiten, mucho, muchísimo, transmiten y emocionan, y el lógico resultado es una comunión idílica con el fiel y selecto público. Porque no es un grupo de grandes masas, festivalero, o que la gente va por echar el rato. No. Ellos tienen una legión de, todavía no muchas personas, que lo flipan sobremanera con lo que hacen. Fans muy fans. Eso quiere decir que están haciendo las cosas bien. Reiteramos, transmisión como virtud principal, alimentada por una cualidad fundamental: la Actitud. Se volvió a desatar la locura con este temazo. Y es que son tan buenos músicos, tan buenos en directos, que sus conciertos son una experiencia, una experiencia que nadie que le guste el rock debe perderse. Son amigos desde jovencísimos y se nota la buena relación y sintonía entre ellos.
Como los mencionados, también sonaron muchos otros himnos. Bastantes. Entre tus piernas, Vértigo, A las armas, ¿Dónde te has quedado?, y por supuesto A la luz de una sonrisa, entre otras, hicieron las delicias de los impuntuales que aún no tenía muy escuchado el material inflamable; y de los puntuales también, naturalmente. El concierto, a pesar de llegar hasta las dos horas de duración, se hizo realmente corto para los que aún nos costaba creer lo que acabábamos de presenciar. Queríamos más, mucho más.
Mención especial al espectacular sonido que tuvo la sala, una gran sala para este tipo de eventos. Nada empañó una noche maravillosa llena de temazos, espectáculo y emociones, muchas emociones. El público también estuvo, como no podía haber sido de otra manera, de diez. Pocos, pero buenos, todos en la misma honda, todos a lo mismo: disfrutar de una banda que, como ya hemos dicho en otras ocasiones en esta casa, mira hacia arriba buscando su techo; de momento ni lo ven ellos, ni lo vemos nosotros. Personalmente creo que nos encontramos ante la consagración, más si cabe, de una de las bandas de rock español más importantes y grandes del momento y con un futuro muy ilusionante en el horizonte. Ya es difícil frenar el avance del fuego que recorre todo lo que tocan, y es que mientras los Gritando sigan haciendo ruido, el rock español gozará de buena salud.